Durante esta Navidad y Año Nuevo mi hija, que ya tiene tres años y tres meses, dio uno de esos saltos cualitativos que lo dejan a uno boquiabiertos. Les hago el cuento corto, es una historia muy sencilla pero yo como mamá estoy feliz.
Estábamos las dos muy tranquilas en la sala de la casa de mi hermana (donde celebramos las fiestas), yo escribiendo en el ordenador y mi hija dibujando y pintando con un juego de lápices de colores que le habían regalado, cuando de pronto viene hacia donde estoy yo, me da uno de sus lápices, una hoja en blanco y me pregunta: Mami, ¿cómo se hacen las letras? Dios Mio – pensé – ¿por dónde empiezo esta tarea? No puedo enseñarle el alfabeto completo así de entrada. Ella me miraba impaciente, así que lo que hicimos fue comenzar por la fórmula tradicional del A-E-I-O-U.
Así que además de divertirse, recibir muchos regalos y hasta recuperarse de una fuerte gripe, mi pequeña ha aprendido cosas nuevas.
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