Digo esto porque lleva ya más de una semana haciendo unas pataletas horribles. No ha sido todos los días, pero con la suficiente frecuencia como para ponerme los nervios de punta. La mayoría las ha hecho cuando estamos en casa, pero al menos un par de veces estas pataletas las ha hecho en la calle, en público.
La de hoy fue mientras íbamos en el autobús, nada más y nada menos, ya de regreso a casa, después de recogerla en el colegio y llevarla a jugar un rato al parque. El lío que armó porque no quise comprarle un dulce de chocolate (ya era cerca de la hora de cenar), fue de película.
Imagínense la escena: el autobús repleto de gente hasta el tope, ella sentada en mis piernas en el único asiento que minutos antes un joven y fornido caballero finalmente nos cedió, ella moviéndose como si fuera una lavadora en el ciclo de spin, en un esfuerzo por librarse de mi firme abrazo. Sus gritos casi me dejan sorda, no sólo a mí, sino a todos los pasajeros, algunos de los cuales me miraban como si yo fuera el lobo y mi hija la Caperucita Roja.
Nunca en mi vida había sentido con tanta urgencia la necesidad de respirar hondo, bien hondo y profundo, para mantener la calma y la cordura. Entre tantas miradas, logré divisar la de una madre solidaria y compasiva que me sonrió como diciéndome “tranquila, todas las madres pasamos por esto, ya se calmará”.
Y yo que pensaba que esto de las pataletas era una etapa superada ya!
q coraje da cuando se ponen así delante de la gente... pero claro, a ellos les luce mas así para que quedes tu mal... yo los dos años los temo, pq son pequeños (ellos ya saben de lo q va el tema) y la lian, y al ser tan "indefensos" a ver delante de quien les das un azote, en casa con medio azote los apañas en un monento, pero delante de la gente... te denuncian, jejejeje, ánimo q pataletas hay por todas las edades, espérate a las de adolescentes...
ResponderEliminarAy por favor Mariusa, lo cuentas de tal manera que hasta me haces sonreir. A mi me pasó algo parecido con ALeix en el autobús también cuando tenía 7 meses. No quería ir en el cochecito y se puso a gritar y llorar como un loco durante 30 minutos de reloj. No sabes que apuro. Toda la gente me miraba con cara de "que mala madre eres que lo dejas llorar!". Pero que querían, que lo sacara y en un frenazo nos fuéramos niño y yo al suelo? ni hablar! No se salió con la suya, pero claro, cuando el autobús paró y bajamos se acabaron los llantos. Para qué seguir llorando si ya no había espectáculo??!! Son tremendos...
ResponderEliminarUn abrazo
Mujer, que interesante leer tus experiencias de madre después de los 40 y tantos!!!! puff!!! Lindo blog.
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