viernes, 6 de abril de 2012

"Mamá, mira lo grande que estoy"

Mi hija está creciendo!  No que yo no supiera que iba a crecer (es la la ley de la vida…),  sólo que me toma un poco por sorpresa lo rápido y acelerado que es todo este proceso de ver madurar a los hijos.

Mi pequeña – que aún es pequeña, tierna e ingenua -, tiene apenas cuatro años y medio. De la noche a la mañana en estas vacaciones de Semana Santa parece haber crecido a pasos gigantescos. Ya es consciente del encanto y la fascinación que genera lo bella que es (y no debería decirlo yo que soy su madre, pero es la pura verdad, es bella!) de sus maneras tan dulces y cordiales, y esa simpatía que desborda donde quiera que va.

Hace apenas unos meses, la vestía yo cada mañana. Ahora quiere vestirse sola y decide qué ropa ponerse. Y yo la dejo, no me queda otra, está creciendo y haciéndose independiente. Quiere hacerlo todo ella sola, aunque todavía quiere a mamá cerca, en caso de que necesite la ayuda maternal.

Habla sin parar, opina sobre cualquier cosa, todo lo sabe. Escucha con atención lo que se dice, no se le pasa nada, cree saberlo todo.  Está creciendo sí, pero al mismo tiempo todavía sigue siendo tan vulnerable y dependiente como cuando era una bebé.  


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